lunes, junio 13, 2005

Nos alegramos.

Estas dos últimas semanas han sido complejas. Contradictorias. Intensas.
Nuevos lectores han llegado, y con ellos, sus comentarios.

Aquí mi personal crónica de lo sucedido.

Sorpresa.

Cuando comenzamos nuestra singladura, el escepticismo reinaba y no creíamos que existieran lectores allá fuera, en la red, interesados en leernos. Santi y Lidia eran nuestra brújula, pues ellos tenían su blog desde hacía tiempo. Conocen el medio y se deslizan prensiles a los bytes y páginas de sus blogs. Son nuestra esperanza, nuestro faro. El resto habíamos permanecido mudos por años, rumiando textos en papel, esclavos de nuestras profesiones y menesteres tontos. Recuerdo que le dije a Caque: - Tío, ponte a escribir en Internet. Si no, sólo tendrás novelas huérfanas, sin lectores. Merece la pena la aventura.

Llegaron los reencuentros. Voy a citar uno. Tomando cañas con Fernando cerca de García Noblejas, aquí, en Madrid. Brindando por los tiempos pasados (que nunca fueron mejores). Hablamos de la vida. De lo que fuimos. De los posos que nos hacen levantarnos y envejecer día a día. Del futuro. De la amistad. Serían los efectos torpes del alcohol pero entonces lo vi emocionado. Siempre me ha parecido un tipo fascinante. Voz grave, de caverna resonante. Lo crean o no, Fernando habla como lo hacen los personajes de sus textos, yo no sé de que interiores arrancará estas expresiones. Y lo crean o no, pareció transformarse, y justo entonces, de sus ojillos de hombre responsable se arrojó un brillo agazapado de ilusión. Y es que Fernando padece una enfermedad grave (es contagiosa, la contraímos hace una década): su lucidez y pasión por la palabra. Fernando entendió nuestro proyecto y es justo albacea y potentado defensor.

Luego llegaron las primeras visitas. No pienso hablar ahora de los textos de Gonzalo, porque, ¡ Dios mío !, ya comienzan nuestros lectores a saber como se las gasta. Ficción, no ficción, este chico nos trae de cabeza. Tan solo quisiera explicarles que el nombre del invento, Caleidoscopio de ideas, expresa firmemente nuestro afán plural. Cada quien es cada cual y no pretendan buscar semejanzas entre nosotros. Somos hijos de madres diferentes. Nórdicas, indicas, chinas, leonesas, pucelanas...

Eso sí. Sobre todo literatura de calidad. Libertad para expresarnos. Imaginación. Condimentos de nuestra cocina sabrosona.

En cierto momento, creo que algunos de nosotros tuvimos miedo. Llegaron comentarios que nos asociaban a facciones sospechosas, a posiciones torpes. Nuestro proyecto peligraba, contaminado por cercanías y adjetivos especulados. Recuerdo cierto correo de Gonzalo, me decía algo así como que nuestros blog parecían dotados de vida propia. Y deben de tenerla, y de buena categoría, porque gracias a nuevos comentarios de los lectores, ahora no nos cabe la menor duda de que debemos continuar con nuestro sueño. Afortunados Quijotes.

Por futuro.

Muy breve; Ahora tenemos dominio: http://www.caleidoscopiodeideas.com. Allí veréis enlaces a todos los componentes que por el momento participan en nuestra idea. Vendrán más.

Pensamos reestructurar nuestro tingladillo, mantendremos los blogs personales independientes y evolucionaremos el dominio, incorporando contenidos de literatura, recomendaciones, ideas y desventuras, muchas más cosas que... perdonadme, no adelante más. Quizás porque en parte, nosotros mismos ni las conocemos.

Y seguimos aquí. En el aire. Con vosotros. Que aproveche (y buena digestión).

3 Comments:

At 4:14 p. m., Blogger Fernando Díaz said...

Como cronista no tienes precio. Eres el mejor diario que podíamos espirar a tener en el grupo. La meomoria colectiva, inteligente y sobre todo generosa. Porque Felix, siempra a sido persona generosa.
Un abrazo al cronista y a la banda.

 
At 10:54 a. m., Anonymous Anónimo said...

Tienes un blog muy bueno. Un saludo.

 
At 5:20 p. m., Anonymous Anónimo said...

No a la transmigración en otra especie.
No a la post vida, ni en cielo ni en infierno.
No a que me absorba cualquier divinidad.

No a un más allá, ni aun siendo el paraíso
reservado a islamitas, con beldades
que un libro garantiza siempre vírgenes.

Porque esos son los juegos para ingenuos
en que mi agnosticismo nunca apuesta.
Mi envite es al no ser. A lo seguro.

Rechaza otro existir, tras consumida
mi ración de este guiso indigerible.
Otra vez, no. Una vez ya es demasiado. (JMF)


Bueno Félix, es broma, la verdad es que por si solo ya me ha gustado tu texto.
Un abrazo.

 

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