¡ Arriba el telón !
Los últimos serán los primeros:
(Redoble de tambor. Trompetillas atornilladas a los labios. Guiños y chascarrillos. Abrazos.)
Él tiene una mirada sencilla, amable y conciliadora. Escucha atento cuando le hablas, como si fueras lo único en el mundo. Introvertido, sus perlas se deslizan para derramarse en el teclado. Hay que recoger todas, no se nos pierdan.
Alto. Espigado. Se descuelgan sus palabras del cielo, es una llovizna que te empapa, y pudiera pasar inadvertida, pero llega muy dentro.
Nunca le he visto bailar aunque imaginaría sus pasos desbordados, de una humanidad hermosa y glotona de vivir.
Íntimo como la noche. Tímido como la luna. Soleado, como la luz envalentonada que atraviesa mi ventanal.
Así es Caque: en uno de sus textos me encontré un paseo maravilloso por la iglesia de San Pablo y calles aledañas (de Valladolid). Para mi, ese lugar, es el espacio mágico de mi ciudad y Caque lo retrató con el encanto de los fotógrafos pioneros. Como si fuera un espacio redescubierto.
Espero que lo recupere ahora en su nuevo blog. Por eso hay que visitarlo: http://lavidapublica.blogspot.com/
‘Carisimos lectores’. Caque teme que su voz pase inadvertida en la mar electrónica. Yo más bien temo que su viento literario no sople: Os pido cien oídos. Mil orejas. Cuatrocientos ojos sobre sus textos.
¡ Alcemos el telón, pues, a la nueva voz del Caleidoscopio !
(Una orquestina suena. La corista enseña la liga, piernas hermosísimas, infla la voz y comienza su canto. Caque se golpea los muslos. Brindamos.)
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